Al aproximarse a la recepción de un hotel, a un hombre le llama la atención un ruido y al girarse a ver qué es, golpea sin querer con el codo el seno de una linda mujer.
Apenado y sin saber qué hacer, él dice:
Mil disculpas señorita, si su corazón es tan suave como su seno, tengo la seguridad de que me perdonará.
La mujer sonriendo le responde:
Y si su pene es tan duro como su codo, mi habitación es la 201
sábado, 25 de marzo de 2006
Aprender a perdonar
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