miércoles, 22 de octubre de 2014

ÑAPAES

España al revés.

Es el destino de España, Ser un país del revés.

Esto imprime el comportamiento que se observa en términos generales. Por ejemplo: En política, los dirigentes tenían que ser más responsables, con actitudes ejemplares. Más duros. Discursos más severos y medidos con asuntos como la corrupción o las alarmas sanitarias.

Sin embargo, se muestran como el tipo Getleman de 1850 que describía Ortega: alguien que tiene asegurada su vida, y vaca a ocupaciones de ocio, como el deporte, donde se nota que está por encima de la circunstancia. Quiere juego limpio. Se esfuerza, pero no provoca a Zidane para que lo expulsen en la final de la copa del mundo.

Es decir, se hacen las cosas mal, al revés. Pero da igual, ser de un equipo u otro. El biequipismo es así, deporte, espectáculo, son gentiles. Hoy robas tu, mañana yo, Nos da igual y al terminar la sesión parlamentaria nos damos la mano. Un partido de robo, con una deportividad espejo de corruptos y asombro mundial.

Y en el deporte, al revés, cuando debía predominar el tipo Getleman, se desatan las pasiones. Que gane el Barsa o el Madrid, no debiera ser más que una anécdota. Y sin embargo, duele y mucho. La cosa pasa ya al ridículo, cuando se hace uso político de los equipos y de algo como el deporte, que en el fondo no es más que algo fruto del ocio, de la parte realmente humana del humano.

En conclusión, cuando los conceptos no están claros, se confunden, las cosas se hacen al revés y claro, pasa lo que pasa. Marca Ñapa Es.