Para tema tan prosaico como el de los fondos la Iglesia tiene siempre presente a Vespasiano, que tras imponer un tributo por el uso de las letrinas públicas pidió a su hijo que oliera el dinero. Pecunia non olet, cuentan que exclamó Tito, su vástago. "Pues es producto de la orina", contestó el emperador. Dicho en cristiano, Zapatero es un demonio, pero sigue llenando el cepillo.
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martes, 11 de julio de 2006
Vespasiano
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